domingo, 17 de abril de 2016

Canal



               Podría escribir un artículo intelectualísimo sobre la obra de Javier Fernández: Canal, y ponerlo en relación con la bondad de Albert Camus y de Juan de Mairena, podría decir mil cosas sobre la perfección del poemario, sobre cómo está medido y remedido hasta alcanzar a mostrarnos que la belleza se cuela incluso entre los actos trágicos. Podría decir y decir, pero sólo lograría la nada. Javier Fernández se merece más que eso. Javier se merece la sencillez.

         Tengo que decir que he llorado con el poemario, que comprendí, por fin, lo que el escritor francés Stendhal decía sobre que su idea del estilo es el Código Civil; también podría compararlo con la objetividad de Clarice Lispector y lanzar grandes parrafadas sobre la eficacia verbal, también podría añadir algo sobre el sufrimiento en Simone Weil o la constante búsqueda de las fuentes en Derrida. Podría decir lo que dijo Marcel Raymond, en De Baudelaire al surrealismmo, a propósito de Valéry, y dijo que Valéry era un poeta hiperconsciente, un místico de una extraña especie. Y ya para culminar podría hacer una lectura comparada de Fragmentos del Narciso del propio Valéry y compararlo con la acción suprema del dolor: abrirse en canal.

         Pero es que he llorado con el poemario, desde el principio hasta el final, desde la dedicatoria al colofón. He llorado con esa delicadeza de libro donde las metáforas han desaparecido (sólo hay una), donde la confusión de la raíz de la palabra ha dado paso a un relato poético del sentir, de la pureza de sentir porque un hermano se te ha ahogado en el canal del Guadalmellato el 5 de Marzo de 1975, en Córdoba, y ese hecho desequilibra toda la vida.

         Las metáforas son un arma de quince mil filos y Javier Fernández ha querido limpiarnos de confusión y nos ha trasladado al sosiego del decir sin malabarismos. Los hechos, llanamente los hechos, y nada más, sólo los hechos objetivos pueden tranquilizar al doliente.

         Quisiera decir muchas más cosas, interesantes teorías sobre la expresión de la pena en los hombres, el arduo trabajo de llorar, pero creo que todo eso estaría de más porque lo verdaderamente cierto es que Canal debe de leerse, llanamente eso, leerse. Hay libros que una no debe dejar escapar si quiere encontrar la verdad del silencio, la paz de la hiperconsciencia.


Se presenta en la Feria del Libro de Córdoba el 22 de Abril de 2016 a las 20:00 en el Boulevar del Libro.