Pero, claro, algunas veces tiene una
que dejar las minúsculas y ponerse en su sitio. Llegan días para posicionarse,
llegará pronto a nuestras calles lo que Barthes, en su libro Mythologies, llama la “fotogenia electoral”.
Y quieren decirnos estos,
mayoritariamente señores, con pocas palabras, todo un mensaje de bienestar.
Cambiamos por imágenes y eslóganes lo que se podría definir en una buena,
pausada, veraz, tertulia; antes de que el significado de tertulia fuese prostituido.
Eliminamos con un clic fotográfico
aquello que podríamos comprender profundamente a través del diálogo, del
lenguaje.
Después vienen en su apoyo los
ayudantes, esos que creen que su voto vale más que un voto y que son ejemplo de
dónde hay que poner la equis, dónde debe una señalar, elegir. ¡Cuánta soberbia!
Me imagino la cara de los parados de
larga duración, esos que ya no se ven ni por la oficina de empleo porque todo
lo han informatizado y se puede sellar desde casa; imagino las caras de esas
paradas al enterarse de que los partidos políticos no han podido llegar a un
acuerdo de austeridad para la campaña electoral. A esa mujer va a venir un
intelectual a decirle, encima, lo que debe de votar. ¡Qué vergüenza!
Este es un país que no ha aprendido lo
que significa la palabra responsabilidad
y nos echamos en brazos de los asesores financieros como si fueran niñeras, por
lo visto pasa eso con frecuencia, y yo me lo creo, sinceramente, me lo creo,
porque aquí sabemos lo que significa la palabra culpabilidad y dejamos entrar ese término falaz en nuestras vidas
con tal de no crecer y en ese campo semántico nos movemos. Diego Gracia sabe
mucho sobre ello.
Pues bien, Señoras y Señores, no somos
adolescentes, no podemos seguir siéndolo. Sí, ya hemos crecido, no esperemos
que cualquier cantamañanas con el rostro lindo y las manos lavadas nos diga lo
que tenemos que hacer, no esperemos que cualquier ocurrencia aparezca como el lema
supremo digno de un anuncio publicitario, no dejemos que esas fotos melancólicas
y ensoñadoras, esas fotos de las que no quiere prescindir nadie con su pose,
por supuesto, erótica, nos lleven hasta las urnas como si fuéramos personas sin
verbos, sin nombres, sin silencio. No
permitamos que reine la afasia y la falta de escucha, ya está bien de gestos,
de teatralidad y postureo. Nos merecemos más.
Conferencia de Diego Gracia sobre RESPONSABILIDAD, TÉRMINO MODERNO