Llega
el mes de Mayo con sus propósitos de abundancia. Van a venir los días en que
una se deleita mirando las flores y el cielo, llega silencioso como si meditara
y llega pidiendo espacio, lugar para pronunciarse como si fuera música, lugar
para la relectura y la charla.
Llegan a Córdoba las fiestas: Las
cruces, los patios, la feria y nos tientan los innumerables trayectos de los
paseos y pasar la tarde como si nada. Y apetece olvidarse, rendirse a la
belleza, empezar a imaginar todo de nuevo, como si siempre estuviéramos aprendiendo
y tuviéramos un hermoso libro entre las manos, un libro que nos hace crecer.
De nuevo me atrae descansar y llenarme
de lecturas, así que hago un alto en el camino y dejo la letra escrita por
ahora, y escojo el placentero coloquio íntimo y el diálogo que quiere ser como
una labor artesanal. Hasta pronto, hay que saber darse pausas. Nos vemos en los bares.