Poco se habla de Rosalía de Castro o de
las aportaciones vanguardistas de la condesa de Campo Alange, menos aún se
habla de los cuentos que traen en su boca las mujeres inmigrantes, atravesando
el hosco Mediterráneo. Poco se habla del ejercicio del magisterio, de la idea de
tutor para enseñar, instruir, a las generaciones futuras. En España no está
reconocida la persona que te enseña el camino, aquí se premia la espontaneidad
y el error, nada de linternas señaleras que dejan en herencia el saber
acumulado. No hay respeto hacia quien cobija y es brújula, quien te da las
claves de la vida, del vivir respetuosamente.
Cuando yo estudiaba se hablaba de
Marina Mayoral como de una gran experta, hoy, en estos días de verano, llevo en mi mochila su Análisis de textos de la Biblioteca Universitaria
Gredos, y en un libro atesoro la exégesis de una veintena. Ella ha sido un faro
para jóvenes escritoras y estudiantes de Filología en general, nadie le podrá
arrebatar ese aire profesoral y comprometido con su trabajo. A esa clase de
personas es a las que debemos mimar en estos momentos de tutoriales para todo
en internet y profundidad escasa.
Me dicen que en otros países los
jóvenes son guiados detalladamente cuando tienen ya que ejercer un trabajo y a
nadie se le caen los anillos por mostrarles las sendas de su profesión, aquí
estamos empezando siempre de cero, ensayo-error, ensayo-error. Como si
acabáramos de llegar a una recién estrenada galaxia, como si acabáramos de ser
paridos.
Cuando contemplo las barcas varadas
siempre pienso en el fracaso, en esta sociedad comprometida con el éxito rápido
y en que las buenas maestras no se embarran y evitan las estrategias que el
propio patriarcado nos ha inculcado seductoramente. No utilizan las artimañas del
secretismo ni el corporativismo, no imitan lo que engendra competitividad y
falta de autocrítica. Poco hablamos de Rosalía de Castro, de la Condesa de
Campo Alange que se adelantó a la mismísima Simone de Beauvoir o de los relatos
de las mujeres que huyen y se ahogan en el hosco Mediterráneo.
De Rosalía de Castro yo aconsejaría leer
dos textos en prosa: Lieders y Carta a Eduarda: son las coordenadas
precisas del mapa de la creación, de los mares del arte. De Marina Mayoral
aconsejo leerlo todo porque su obra es granito, la fortaleza de la dignidad, la guía para no encallar, la
lección de una maestra.