sábado, 4 de abril de 2020

Oriente




El domingo 13 de Octubre de 2019 fui a ver una exposición al Museo Thyssen de Málaga: “Fantasía árabe. Pintura orientalista en España 1860-1900.” A la salida compré un libro de Edward W. Said titulado Orientalismo. Fue una hermosa tarde acompañada por mi madre, paseamos por la calle Larios, nos tomamos un  té en la Plaza de la Constitución.

         En el libro de Said se cita un texto de la novela Bouvard y Pécuchet del escritor francés Flaubert y dice así: “El hombre moderno está en continuo progreso. Europa será regenerada por Asia. Siendo ley histórica que la civilización vaya de Oriente a Occidente (…) las dos formas de humanidad finalmente se fundirán en una sola.”

         Mi madre y yo seguimos nuestro camino: admiramos la luz de la tarde, andábamos pausadamente, ya no tenemos prisas, ambas hemos llegado a ser dueñas de nuestros ritmos, de nuestros latidos. Veníamos de ver arte y de gastar poco dinero, y eso nos satisface.

         El domingo 8 de Diciembre de 2019 fuimos las dos, de nuevo, a un museo, esta vez al Museo Ruso donde vimos una exposición dedicada a Anna Ajmátova y otra dedicada a Nicolay Roerich. El Este de nuevo nos llamaba con su delicado aroma de lo distinto. Al volver a casa vimos las luces de Navidad, la ciudad estaba repleta de turistas.

         Siempre he pensado que en esta cara del mundo lo demasiado nos parece poco, que tenemos que aprender de todo lo que nos ofrece Oriente como si fuéramos curiosas personas desposeídas de lo previsible. En nuestras manos está hacer de nuestra alma una cuna donde nazca el agradecimiento, un lugar donde aceptemos sin superioridad lo que nos regalan los versos que vienen de la lejanía y que ahora, gracias a estar tan juntos, los tenemos tan cerca.

         Debemos, sinceramente, preguntarnos de qué nos sirven las guerras. Y mientras escribo esto veo el rostro de mi madre, cansada, porque en los museos ponen pocos asientos para que podamos contemplar los cuadros que nos gustan, eso dice ella. Veo su cara de paciencia ante mi avidez de cultura y cultura es ella, mi madre que tanto sabe, que es una pintura turquesa y niña. Enigmática como si dentro de sí llevara Oriente, Occidente y todo lo que nos ha cuidado y nos cuida.


Mi madre y yo, pronto estaremos viendo museos.