sábado, 14 de septiembre de 2019

Maestras




         Poco se habla de Rosalía de Castro o de las aportaciones vanguardistas de la condesa de Campo Alange, menos aún se habla de los cuentos que traen en su boca las mujeres inmigrantes, atravesando el hosco Mediterráneo. Poco se habla del ejercicio del magisterio, de la idea de tutor para enseñar, instruir, a las generaciones futuras. En España no está reconocida la persona que te enseña el camino, aquí se premia la espontaneidad y el error, nada de linternas señaleras que dejan en herencia el saber acumulado. No hay respeto hacia quien cobija y es brújula, quien te da las claves de la vida, del vivir respetuosamente.

         Cuando yo estudiaba se hablaba de Marina Mayoral como de una gran experta, hoy, en estos días de verano, llevo en mi mochila su Análisis de textos de la Biblioteca Universitaria Gredos, y en un libro atesoro la exégesis de una veintena. Ella ha sido un faro para jóvenes escritoras y estudiantes de Filología en general, nadie le podrá arrebatar ese aire profesoral y comprometido con su trabajo. A esa clase de personas es a las que debemos mimar en estos momentos de tutoriales para todo en internet y profundidad escasa.

         Me dicen que en otros países los jóvenes son guiados detalladamente cuando tienen ya que ejercer un trabajo y a nadie se le caen los anillos por mostrarles las sendas de su profesión, aquí estamos empezando siempre de cero, ensayo-error, ensayo-error. Como si acabáramos de llegar a una recién estrenada galaxia, como si acabáramos de ser paridos.

         Cuando contemplo las barcas varadas siempre pienso en el fracaso, en esta sociedad comprometida con el éxito rápido y en que las buenas maestras no se embarran y evitan las estrategias que el propio patriarcado nos ha inculcado seductoramente. No utilizan las artimañas del secretismo ni el corporativismo, no imitan lo que engendra competitividad y falta de autocrítica. Poco hablamos de Rosalía de Castro, de la Condesa de Campo Alange que se adelantó a la mismísima Simone de Beauvoir o de los relatos de las mujeres que huyen y se ahogan en el  hosco Mediterráneo.

         De Rosalía de Castro yo aconsejaría leer dos textos en prosa: Lieders y Carta a Eduarda: son las coordenadas precisas del mapa de la creación, de los mares del arte. De Marina Mayoral aconsejo leerlo todo porque su obra es granito, la fortaleza de la dignidad, la guía para no encallar, la lección de una maestra.