sábado, 18 de abril de 2020

El festín



Llegará un día en que celebraremos otro festín. Saldremos todas a la luz y nos embriagaremos con los rayos del sol, con la presencia querida de la amistad cultivada por tantos años y tantos acontecimientos. Por habernos dado tanta libertad las unas a las otras.

         Estas son mis amigas de Granada, las que estudiamos juntas, las que aprendimos a respetarnos mientras merendábamos tostadas de mantequilla, azúcar y canela y nos contábamos nuestras vidas, que para otros, tal vez eran insignificantes, pero que para nosotras tenían la importancia de una eviterna.

         Son los misterios de las discordancias que quieren concordar, y siendo cada una de nuestro padre y nuestra madre decidimos sincronizarnos para enriquecernos más: Reme tose cuando yo hablo en público, ha recogido mis temores y se los lleva a su garganta para aliviarme a mí del miedo escénico. Margarita tiene el don de la honradez y va siempre corriendo a todos sitios, sabe lo que es la bondad y la practica como quien nada en el mar de las contradicciones, alzándose siempre sobre los pequeños contratiempos. Olga va a Francia en bicicleta, aprendió ruso cuando nadie estudiaba esa lengua, es sólida como una piedra que sirviera para fundar la ciudad de las mujeres. Yolanda se ha salido de los esquemas amigables y se ha convertido en mi esposa, y ríe, ríe siempre como si ella hubiera inventado la inteligencia en el reír. La gran Paloma tiene una voluntad de hierro, una humildad de zíngara, una ternura sin complejos.

         Me casé el 16 de marzo de 2007 con Yolanda, entramos en el salón de los mosaicos del Alcázar de Córdoba al son del himno de Andalucía, condujo la ceremonia la concejala Inés Fontiveros, todavía recuerdo sus palabras. Leyó un poema nuestra amiga Carmela, la Carmelilla. Después hubo un banquete y baile. Nos pudimos casar gracias a que el 30 de junio de 2005 se logró la aprobación del matrimonio igualitario en el Congreso, votaron en su contra el PP y Unió democràtica de Cataluya. No lo olvidemos, que ahora a posteriori parecen algunos muy modernos.

         No se puede olvidar nunca, no podemos olvidar cuando llega la brisa de la libertad, libertad, libertad ni cuando quieren engañar tu deseo y encerrarlo en fórmulas derivadas y cobardes. No se pueden olvidar los nombres de quienes nos han hecho caminar con orgullo. Todo sucedió en el gobierno de Zapatero, simplemente lo constato, soy testiga y participante del tiempo que me tocó vivir.

         En nuestro viaje de novias, cada vez que llegábamos a un hotel, pedíamos habitación de matrimonio y sonreíamos satisfechas. En Madrid fuimos a la librería Berkana a comprar libros que hablaran de nosotras, era nuestra forma de expresar el agradecimiento. Simplemente tocábamos la plenitud y la felicidad.

         No olvidemos a quienes han sabido acompañarnos. No olvidemos ni ahora ni nunca. Después celebremos con generosidad nuestras victorias.



 
De izquierda a derecha: Reme, Marga, Olga, Yolanda, Salvadora y Paloma. Pronto celebraremos que podemos salir a pasear.