Llegará
un día en que celebraremos otro festín. Saldremos todas a la luz y nos
embriagaremos con los rayos del sol, con la presencia querida de la amistad
cultivada por tantos años y tantos acontecimientos. Por habernos dado tanta
libertad las unas a las otras.
Estas son mis amigas de Granada, las
que estudiamos juntas, las que aprendimos a respetarnos mientras merendábamos tostadas
de mantequilla, azúcar y canela y nos contábamos nuestras vidas, que para
otros, tal vez eran insignificantes, pero que para nosotras tenían la
importancia de una eviterna.
Son los misterios de las discordancias
que quieren concordar, y siendo cada una de nuestro padre y nuestra madre
decidimos sincronizarnos para enriquecernos más: Reme tose cuando yo hablo en
público, ha recogido mis temores y se los lleva a su garganta para aliviarme a
mí del miedo escénico. Margarita tiene el don de la honradez y va siempre
corriendo a todos sitios, sabe lo que es la bondad y la practica como quien
nada en el mar de las contradicciones, alzándose siempre sobre los pequeños
contratiempos. Olga va a Francia en bicicleta, aprendió ruso cuando nadie
estudiaba esa lengua, es sólida como una piedra que sirviera para fundar la
ciudad de las mujeres. Yolanda se ha salido de los esquemas amigables y se ha
convertido en mi esposa, y ríe, ríe siempre como si ella hubiera inventado la
inteligencia en el reír. La gran Paloma tiene una voluntad de hierro, una
humildad de zíngara, una ternura sin complejos.
Me casé el 16 de marzo de 2007 con
Yolanda, entramos en el salón de los mosaicos del Alcázar de Córdoba al son del
himno de Andalucía, condujo la ceremonia la concejala Inés Fontiveros, todavía
recuerdo sus palabras. Leyó un poema nuestra amiga Carmela, la Carmelilla.
Después hubo un banquete y baile. Nos pudimos casar gracias a que el 30 de
junio de 2005 se logró la aprobación del matrimonio igualitario en el Congreso,
votaron en su contra el PP y Unió democràtica de Cataluya. No lo olvidemos, que
ahora a posteriori parecen algunos muy modernos.
No se puede olvidar nunca, no podemos
olvidar cuando llega la brisa de la libertad, libertad, libertad ni cuando
quieren engañar tu deseo y encerrarlo en fórmulas derivadas y cobardes. No se
pueden olvidar los nombres de quienes nos han hecho caminar con orgullo. Todo
sucedió en el gobierno de Zapatero, simplemente lo constato, soy testiga y participante
del tiempo que me tocó vivir.
En nuestro viaje de novias, cada vez
que llegábamos a un hotel, pedíamos habitación de matrimonio y sonreíamos
satisfechas. En Madrid fuimos a la librería Berkana
a comprar libros que hablaran de nosotras, era nuestra forma de expresar el agradecimiento. Simplemente tocábamos la
plenitud y la felicidad.
No olvidemos a quienes han sabido
acompañarnos. No olvidemos ni ahora ni nunca. Después celebremos con
generosidad nuestras victorias.
De izquierda a derecha: Reme, Marga, Olga, Yolanda, Salvadora y Paloma. Pronto celebraremos que podemos salir a pasear. |