sábado, 25 de abril de 2020

La bienvenida


                                      Este poema está dedicado a María Alonso Díaz


Trae entre sus manos
jabón de Alepo,
pañuelos del Mármora,
pendientes plateados,
foulards de la India,
manteles blancos y turquesas,
lluvias de Oriente,
misteriosas imágenes
que sólo revelan la paz.

Nos dijo un día
el nombre de todas las calles
de Córdoba,
la forma de preparar
un café.
Nos enseñó el anhelo
de caminar en silencio,
nos mostró la luz
a través de los arcos
y la fuente de mercurio.

Vivimos porque aprovechamos
el destino de otro.
Y allí estaba ella: señalando
la dirección del río,
las veredas de Trasierra
y la cartelería de los afectos.

Nació para procurar los ritos,
para ser nuestra anfitriona.

 
María Alonso Díaz, pronto estaremos atareadas en la contemplación de las plazas.