sábado, 23 de noviembre de 2019

Derecho de Ambición

Con motivo de la exposición de la escultora Concha Barrionuevo en la República de la Letras, se organizó, para acompañar a esta linda artista, una serie de actos, entre ellos un recital de poesía en el que yo participaba.

Desde aquí quiero darle las gracias al Grupo Local Córdoba de Amnistía internacional que ha sido el organizador de la iniciativa y, muy concretamente, a María Jesús Monedero a quien tanto aprecio y quien tuvo la generosidad de dar su voz a algunos de mis textos.

Por mi parte empecé la función con una reivindicación del derecho que tenemos las mujeres a ser ambiciosas.



Derecho de Ambición

Yo, lo digo bien alto,
He padecido todas las enfermedades:
Las de los viejos marineros,
La de la gente canalla.

Me he rozado con todos los animales
Y conozco sus deferencias.
Yo quiero ser más que yo misma,
Quiero ser también la otra:
La lúcida y bien hablada,
La solvente y cuerda.

Pero no tengo remedio:
Siempre me inclino ante la esquina
Oscura
Y miro en el pozo de las suculencias,
Y hallo, refulgiendo, una amatista.

Tengo derecho a mi ambición,
A un chalet adosado en el cielo de Marte,
A un cariñoso gesto en esa región luminosa…

Yo quiero ser dos
Para dialogar conmigo misma
Y llevarme la contraria.
Yo quiero que mi diosa
Me unja con aceite de Grecia.

Quiero daros todo mi dolor
Y mi forma de andar
Y mi amor por la danza
Sin hacer de ello historia,
Sin hallar recompensa.

Y demostraros que tengo las manos vacías
Y que necesito algo más que dinero,
Que ambiciono
Caminar por la montaña secana
Y levitar sobre los embalses.

Yo quiero tener una página en la historia
Cuando la historia ya no existe,
Y sabemos todas que se ha convertido en un listín
De mediocres.
Yo voy a echar a patadas a esos mediocres,
A los que dicen ley y gramática,
Dieta y espectáculo.

Me he hecho amiga de mí misma
Y, ahora, unida en la lejanía
Vengo a regalar la inquietud que me han regalado.
Ahí tenéis el miedo: saboreadlo
Y, después, reíros de él.

Ya lo confesamos:
Somos todas vulnerables,
Hemos dejado encerrada
La superstición y la conveniencia.

No os preocupéis:
Sed ambiciosas como yo
Y buscad  la mejor noche
Para lucir el jade
Con vuestro nombre familiar.

Estad atentas como las gatas
Al juego benevolente.
Hermanas mías: sed todas ambiciosas,
Que nadie te haga pequeña,
Que nadie te pode la vara de medir nuestros sueños.

De hoy en adelante,
Decídmelo a la cara:
Ambiciosa
Como la dulce Atenea,
Como el calor de mi madre.