sábado, 29 de febrero de 2020

Los impuestos de la aviación



En la biblioteca reposan
lindos caballeros
de belleza lejana y madura.
Hombres que quisieron volar
y ahora están sometidos
al calor de los libros.
Ellas, las invisibles,
guardan el sabor de la vida.
Ellos existen por costumbre,
esperan que abran
el comedor benéfico
que hay frente a la biblioteca
y, mientras, leen.
Ellas no están,
no frecuentan la sala de lectura
ni para ser pobres existen.
Todos están asustados
como el cordero de Abraham,
estallan a destiempo los azahares
y no les dan ningún ejemplar
en préstamo.
Guardan el aprecio
como si fuera un tejido que les abrigó
algún día.
Tienen gestos exquisitos
a la hora de pelar una naranja,
son gentes sin casa.
Ellos son como Ícaro
con el plumaje herido.
A ellas no les ha dado tiempo
de fabricarse unas alas.